Pues sí... Gracias a la vida que me ha dado tanto. Quizá no es la mejor hora para escribir ni el mejor momento pero tengo claro que si no lo hago ahora quizá no lo haga mañana.
Desde que estoy en África y especialmente aquí en Uganda noto que algo ya ha cambiado dentro de mi. Pero desde que tengo más contacto con Malayaka House, más me asombra lo que ocurre en este país y en definitiva en este continente y cada día estoy mas convencido de que queda mucho por hacer. Tanto...
Y es que casi de forma casual conocí a los niños y su casa. Todo fue gracias a Dilia. Ella es conocida entre la gente que vive conmigo y me la presentaron. Un día fue a dejar cosas que les hacian falta a los niños con la mujer de un comandante con la que me llevaba muy bien aquí, y así todo empezó.
Es verdad que África te cambia. No sólo te cambia; te obsesiona para bien o para mal muchas veces. Aquí las gentes dicen que el que viene, o se queda o repite. Y sin dejarme arrastrar por ninguna obsesión benéfica como pueden pensar algunos de mis compis aquí por el tiempo que paso con estos niños, tengo por seguro que volveré.
Es verdad que paso mucho tiempo con estos niños. Pero no solo por ellos en sí. También he conocido a gente magnifica y que aprecio como es Dilia, Laura la voluntaria española y Jaime, su equivalente masculino.
Me encantan los cruces de caminos, las historias que contarse, las casualidades y la gente como nosotros que cruzamos nuestros caminos en el culo del mundo, y que encima es de puta madre,
Y ahora me pongo a pensar y os digo, que estos niños realmente esta bien, y cuando digo bien, es bien. Con ropa, con cama, con un cuarto que aunque es común y tiene algún que otro desconchón, es cuarto y no chabola. Con agua potable, con 5 comidas al día todos los días y con educación y buena. Y sobretodo lo más importante con gente que les quiere y mucho. Pues bien; si estos niños están tal y como os cuento de bien y aun así me inspiran a mi y a todo el mundo tanto cariño, tanta ternura y tanto por hacer; imaginaos la de niños que se cuenta por millones que no están ni lejos de como están ellos.
Me crea tal tristeza que ni me lo planteo. La cuestión es que el que no lo ha visto, no lo percibe ni valora ( y no vale verlo en la tele) Y cuando lo has visto, no puedes borrarlo de tu cabeza. Y con esto reitero que no para obsesionarte sino para valorar las pequeñas cosas como cuando nuestros padres nos decían: "Cometelo todo que en África hay niños que no tienen qué comer." y no hacíamos ni puto caso. Pues era literal.
Sí si, literal. Y cuando lo ves tan de cerca, te planteas cosas como acabarte a partir de ahora las palomitas del cine hasta el final, no pedirte mas de lo que vas a comer, hacer algo mas de voluntariado en tu ciudad o donar algo mas de ayuda, ropa, dinero... Y en definitiva nadie dijo que no disfrutemos de lo que tenemos ya que nos lo hemos ganado y tenemos la suerte de tenerlo. Pero en eso consiste, en disfrutarlo al máximo.
Carpe Diem, iuvat vivere, que la vida son dos días y somos afortunados.
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